El templo San Francisco de Asís, fue construida a mediados del siglo XVII, se construyó con piedra a diferencia de las edificaciones religiosas existentes en la región, debido a la elevada humedad atmosférica que caracteriza la zona, se optó por construir el templo con mampostería de piedra, con muros de 1.20 m. de ancho, utilizando piedra canteada ligeramente y asentada con mortero de barro y paja, el resultado fue un espacio alargado, en el cual se agregó el coro alto que se separó del presbiterio mediante un arco triunfal. Tanto en la fachada de pies como el exterior del presbiterio se construyeron contrafuertes, como prolongaciones de los muros de piedra. El templo se ubicó paralelo a la plaza del pueblo, retirado de la barda de protección y contó con dos accesos, uno por los pies de la iglesia debajo del coro y otro por la parte central del muro de la epístola que es el de la fachada lateral del templo. Los recintos del bautisterio, la sacristía con acceso por el presbiterio, fueron adosados a la nave. El templo es de una sola nave de tamaño mediano, con coro alto, bautisterio, sacristía y torre exenta, el techo está cubierto de una capa gruesa de paja, que lo protege de la lluvia y de las inclemencias del tiempo. En su interior desataca la pintura mural del siglo XVIII que cubre parte de los muros y el paño central del techo al interior del templo, de gran valor histórico son las pinturas de la fachada de pies mostrando misioneros franciscanos con nativos selváticos. Turísticamente está considerada dentro de la Ruta del Barroco Andino Y Ruta Turística del Ausangate. La importancia del templo, su ubicación estratégica y en particular, la peculiar ceremonia que se realiza cada cuatro años en torno a él “Wasichacuy o repaje”, ha motivado que sea reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación.